El 30 de julio de 2020 el Diario Público publicaba entre sus páginas el siguiente titular: “El 86,6% de las personas LGTBI cree necesario ocultar su orientación sexual en las entrevistas de trabajo”.
Yo formo parte del colectivo al
que nos referimos y hasta que no llego a unas cotas de confianza con las
personas que me rodean no me he sentido cómodo ni he sido capaz de naturalizar
mi orientación sexual en el trabajo. La sociedad está llena de prejuicios
que hacen que ese acto se complique, por ejemplo, al suponer mi orientación
sexual al ser hombre. No sería la primera vez que algún compañero o compañera
de trabajo me pregunta que si tengo novia, que cómo me va con las chicas... A lo
anterior, el o la que que lea esto me podría replicar: “¿y por qué no corriges
a la persona para que no vuelva a equivocarse?”. Normalmente no lo hago. El
motivo es la inseguridad que se genera al pensar que esa persona pueda recibir
la información de una forma no natural. Da respeto que el compañero o compañera
pueda sentirse incómodo o incómoda al recibir esa información.
Esto es debido a que sufrimos una
discriminación interiorizada.
Este tipo de discriminación se traduce el miedo a mostrarte tal y como eres por
miedo a burlas, chistes, represalias, reprimendas, rumores, faltas de respecto,
no ser contratado, despido o aislamiento de tus colegas. Por suerte y en mi
caso, he tenido siempre un entorno laboral saludable (qué injusto es tener que
expresarme con la expresión “por suerte”, por cierto), pues salir del armario en
el trabajo ante tus compañeros y superiores debería ser un acto sencillo y,
como antes decía, natural.
Para corregir las mencionadas
desigualdades, el sindicato UGT defiende la necesidad de adoptar medidas
legislativas y formativas que garanticen la igualdad de trato. Para ello
elaboró el informe Hacia centros de trabajo inclusivos. La discriminación de
las personas LGTB en el ámbito laboral en España, donde mediante encuestas y
los datos extraídos de las mismas se nos revela el panorama en que se encuentra
dicho colectivo tanto en su entorno laboral como a la hora de buscar un empleo.
Como consecuencia de todo lo
anterior y en palabras de Alejandro Alder, miembro del Consejo Consultivo en la
FELGTB y psicólogo general sanitario: “el hecho de tener que ocultar quién
eres, si sabes que tu entorno no te acepta, es un factor de riesgo de
desarrollar ansiedad. Estamos más expuestos a caer en adicciones, a tener
síntomas depresivos, de ansiedad, a poder desarrollar un TCA (bulimia,
anorexia, o una vigorexia que afecta sobre todo a los chicos), a experimentar
sensaciones de vacío o a entrar en procesos de ideación, planificación o
intento de suicidio” (https://consaludmental.org/).
Como conclusión y a fin de evitar
estos problemas de salud mental, hay que abogar por generar ambientes laborales
que promuevan el bienestar de sus trabajadores de forma que los poderes
públicos garanticen el cumplimiento del principio de igualdad recogido
en el artículo 1 de la Constitución Española, con el objeto de obtener una igualdad
material o real que se traduzca en una ausencia total de discriminación.
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