Un reciente estudio del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España pone de manifiesto que, pese a existir paridad entre mujeres y hombres en las escuelas de arquitectura, el porcentaje de arquitectas colegiadas que trabaja por cuenta propia es del 62,1%, 11 puntos menos que el de los hombres. Por otro lado, Seis de cada diez profesionales no colegiadas trabajan por cuenta ajena frente al 12,3% que son autónomas. Además, se destaca que más del 50% de las arquitectas colegiadas creen que en el sector de la arquitectura existen desigualdades por cuestión de género que dificultan el desarrollo profesional en línea con las existentes en la sociedad.
Este es el motivo por el cual he optado
por hablaros sobre Matilde Ucelay Maortúa, primera arquitecta española titulada.
Matilde Ucelay Maortúa nació en Madrid en 1912 en el seno de una familia burguesa. Hijas del abogado Enrique Ucelay y de Purificación Maortúa, implicada en el proyecto educativo y cultural republicano (fundaría junto a Lorca los clubs teatrales de cultura), ella y sus hermanas tuvieron el privilegio y la posibilidad de poder estudiar y tener a acceso a diversas disciplinas como la música, dibujo, francés).
Comenzó arquitectura en la Escuela
de Arquitectura de Madrid (que era la única que existía en España por aquel
entonces) y se graduó en junio de 1936, acabando un año antes de lo previsto.
Tras el estallido de la Guerra Civil, de 29 personas que la conformaban,
Matilde fue la única mujer integrante del la Junta de Gobierno del Colegio de
Arquitectos de Madrid, llamada “del Frente Popular”. Inhabilitada en su profesión
por su apoyo a la República durante 5 años, impulsó la reapertura de la escuela
de arquitectura tras el final de la Guerra.
Pasamos a destacar algunas de sus
obras:
La Huerta del Venado (Segovia)
Casa Barreiros (el Plantío,
Madrid)
Casa para la familia Oswald (embalse
de Entrepeñas, Guadalajara)
Firmando más de 120 proyectos,
donde sus principales clientes y clientas eran la burguesía madrileña o la clientela
extranjera residente en España, Matilde Ucelay estuvo en “activo” hasta 1981
que se “jubiló” y utilizo las comillas porque siguió creando y proyectando
gracias a la ayuda de compañeros suyos como Aurelio Botella que firmaban los
proyectos que ella diseñaba. Se dedicó principalmente a la promoción privada y
se alejó de las tendencias del momento y de los proyectos de arquitectura
pública (más bien, por imposición). Fue premiada en 2004 con el Premio Nacional
de Arquitectura y dos años después participó en el Pabellón de España en la
Bienal de Arquitectura de Venecia.
Fallece en Madrid el 24 de
noviembre de 2008 y como dato interesante, cabe señalar Ayuntamiento de Madrid
la conmemoraron poniéndole su nombre a un jardín del distrito de Chamberí. Si
queréis visitarlo se encuentra en C. de Domenico Scarlatti, 2.
Aún existiendo trabas para su
formación y el ejercicio de su profesión, Matilde Ucelay consiguió, entre otras
muchas mujeres, romper con los esquemas de género y se colocó en una posición
que abrió los ojos a muchas personas que no podían concebir que las mujeres
salieran de sus casas para poder ejercer la profesión liberal. Este papel
pionero puede ser extrapolable a cualquier ámbito laboral y profesional que por
costumbre siempre había sido ocupado por hombres. Por todo ello considero que
Matilde debe ser un referente para muchas arquitectas y, también, para muchos
arquitectos.
Por último, el Ministerio de
Transporte, Movilidad y Agenda Urbana ha creado en su honor los Premios Matilde
Ucelay del Grupo MITMA, que se convocarán anualmente y tienen por objeto el
reconocimiento público de aquellas actividades que, en el ámbito de la
perspectiva de género, se desarrollen en el sector de los transportes, la
movilidad o la agenda urbana.
Fuentes:
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