¿Es
igualitaria la forma que tienen de vivir en las ciudades todas las personas que
las habitamos? ¿Experimentamos vivir en ellas de la misma forma las personas
adultas, adolescentes y niños y niñas? ¿Y las mujeres y los hombres?
Estas son preguntas que se han planteado personas dedicadas al mundo del
urbanismo y de la arquitectura y, antes de continuar, os puedo responde que no.
De ahí surge el concepto de arquitectura con perspectiva de género que pretende
crear una desligación de las estructuras asignadas a los “géneros” para crear
ámbitos y espacios de inclusión a todos los niveles. Uno de los aspectos
fundamentales a tener en cuenta a la hora de identificar porqué es necesario
este concepto es que los roles de género durante décadas han relegado a la
mujer a una vida al cuidado de otras personas, es decir, las han relacionado
con el ámbito privado, mientras que el género masculino se ha relacionado con
un ámbito más público de la vida, lo que ha hecho que nuestras ciudades no se
encuentren adaptadas a determinados colectivos de personas lo que hace que las
mismas estén diseñadas de forma discriminatoria para estas personas.
En relación a lo anterior, ha
surgido la iniciativa denominada Nueva Bauhaus Europea (la NEB), como
acción que busca, en última instancia, mejorar la vida de los ciudadanos,
situando a la cultura en el centro de las políticas europeas teniendo por
objeto facilitar una transformación social profunda, colaborativa y
multidisciplinar en sus tres vertientes (valores fundamentales):
·
Calidad de la experiencia, incluidos el estilo/estética y la
salud y seguridad de los entornos de vida.
·
Sostenibilidad, incluida la circularidad.
· Inclusión,
incluida la accesibilidad y asequibilidad.
El
concepto de arquitectura con perspectiva de género ya aparece regulado en la Ley
9/2022, de 14 de junio, de Calidad de la Arquitectura, cuyo uno de los fines
enumerados en su artículo segundo, en concreto en su letra m) es “la
promoción de la incorporación de la perspectiva de género en la arquitectura”.
Además, en esta ley se menciona la creación de la Casa de la Arquitectura que se
concibe como un museo de titularidad y gestión estatal, adscrito al ministerio
que ostente las competencias en materia de arquitectura, que tiene como
vocación convertirse en un referente nacional e internacional para la
divulgación de la arquitectura. No obstante, mediante la NEB, el Gobierno
de España en colaboración con la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la
Universidad Politécnica de Madrid, en relación con la Comisión Europea da un
paso más allá y pretende concretar y materializar el concepto de perspectiva de
género en la arquitectura promoviendo la creación de los “Premios Nueva Bauhaus
Europea” que incentiva la generación de propuestas cuyo objetivo principal sea
reflejar de forma ejemplar los tres valores fundamentales de la Nueva Bauhaus
Europea (sostenibilidad, estética e inclusión) situando al mismo tiempo la
participación y la visión de las comunidades locales en el centro del proceso.
Es
decir, durante el proceso proyectual, los participantes deben escuchar y tener
en cuenta la visión de todos aquellos colectivos relacionados con sus tres
valores fundamentales, entre los que se encuentra como decíamos, la inclusión,
por tanto, dar voz a colectivos de mujeres y tomar nota de las teóricas de la
arquitectura con perspectiva de género es un aspecto primordial que pone en
tela de juicio la forma en que hasta ahora estaban siendo diseñadas nuestras
ciudades o edificios. En una planificación con perspectiva de género deberán tenerse
en cuenta factores tales como el alumbrado público, la anchura y morfología de
las calles o la situación de las paradas de autobús; factores tremendamente
importantes si tenemos en cuenta que, en Madrid, el 84% de las adolescentes han
sufrido acoso sexual en la calle.
Pero ¿qué
impacto real podría tener la aplicación de este tipo de arquitectura y
urbanismo en nuestras ciudades? Este aspecto se concreta muy
bien en la guía del Gobierno Valenciano para “facilitar la incorporación de la
perspectiva de género en la arquitectura y en la construcción de los espacios domésticos”.
El objetivo de esta guía es, por ejemplo, dar pautas para adaptar la realidad
de la mujer en el ámbito privado rompiendo con la idea de clausura que hasta
hoy se venía ejercitando o, en el ámbito público “la permeabilidad visual, los
campos visuales amplios y la eliminación de escondites y lugares aislados” teniendo
en cuenta aspectos tan necesarios tal y como apuntábamos anteriormente como la
seguridad.
Todo
lo anterior se entiende muy coherente y necesario, todo está muy teorizado y se
ha estudiado mucho sobre el tema, pero nos encontramos con la problemática
de hasta qué punto la ciudad consolidada puede ser adaptada a las pautas marcadas
por las teóricas y colectivos relacionados con la perspectiva de género. Es
decir, considero que en los nuevos crecimientos y ensanches toda esta teoría es
de posible aplicación, sin embargo, el esfuerzo primordial radicará en
establecer estrategias para implantar la teoría de la mejor forma posible en
aquellas zonas en las que no se pueda partir de cero. No obstante lo anterior,
si consiguiéramos implantar los valores fundamentales mencionados en la NEB nos
encontraríamos con el beneficio de vivir en ciudades no sólo más seguras
e inclusivas, sino que también más bellas y sostenibles.
Fuentes: